Cuando dejé de ser Peter Parker

spiderman2No sé cómo ha sucedido…

Siempre he ido a contracorriente y aunque no me gusta meterme en “camisas de once varas”, algunas veces no he podido evitar embarcarme en aventuras de incierto final y que, a priori, podían parecer algo grandes para mis expectativas. Hay una frase que me gusta tener presente: “Si siempre haces lo que siempre has hecho, nunca llegarás más lejos de donde siempre has llegado”. Pero la verdad es que siempre he sido Peter Parker cuando a mí me hubiera gustado más ser Spider-Man.

Me gusta el baloncesto y hasta lo he practicado de forma federada. Tuve la suerte de estudiar en un colegio con tradición baloncestística, Paules, y eso “envenenó” mis venas. Además mi hermano mayor también lo practicaba así que yo… ¿qué podía hacer? Empecé a seguir sus pasos, estudiando en el mismo colegio, practicando el mismo deporte… Parecía “condenado” a no poder desarrollar una personalidad propia.

Pero quizás fue eso, precisamente, lo que hice porque resulté ser poco convencional y en esto, el basket me ayudó. Y es que jugar a baloncesto a principios de los 70 era de masocas, te curtía mucho. En aquella época el basket estaba poco valorado porque se consideraba un “deporte de chicas”.

Nací en un tiempo y en un lugar en los que el fútbol era y sigue siendo el deporte rey. Pero en mi provincia, Bizkaia, es más, ¡es una religión! Y aunque llevo a gala reconocer que mi deporte es el baloncesto, siento el mismo orgullo al decir que soy socio del Athletic. De chaval también jugué al fútbol, cómo no. Por mi planta podía ser un delantero centro matador o un defensa central inexpugnable. Me probaron en algunos equipos de mi pueblo, Barakaldo, y todos me dijeron que tener un jugador de mi talento en aquellos humildes equipos era «un verdadero desperdicio y que ellos tenían por costumbre deshacerse de los desperdicios”, como dirían Les Luthiers.

Llegué al mundo poco antes que la música pop. Jordi Sierra i Fabra dice que la música pop nació, sin saberlo, en octubre de 1962. Yo me adelanté cuatro añitos. Crecí con Elvis, Beatles, Genesis, Queen, Supertramp, Rollings, Pink Floyd… Pero mis gustos musicales no podían ser los convencionales, ¿para qué? A mí me gustaba más la música que llegaba del lejano oeste, Crosby Stills, Nash & Young, Creedence Clearwater Revival, Eagles, Buffalo Springfield, Emmylou Harris, Nitty Gritty Dirt Band, Flying Burrito Brothers y tantos otros. No os quiero ni contar lo que me costaba encontrar un disco de esa gente.

A la vez notaba que mi alma tenía cierta tonalidad negra. El gospel, el soul, el jazz o el blues me hipnotizaban y a la vez me cautivaban. ¿Os habéis parado un momento a escuchar una canción de Aretha Franklin o de Ella Fitzgerald, de una banda de jazz del viejo Nueva Orleans o de un grupo de gospel de cualquier iglesia del Harlem neoyorquino? Es pura pasión, sentimiento, corazón y entrega, un placer para los sentidos.

spidermanMe declaro abiertamente seguidor de genios como Charles Chaplin, Groucho Marx, Woody Allen o Les Luthiers. Actores como Robert de Niro, Kevin Spacey o Edward Norton, y entre ellas, mi queridísima Michelle Pfeiffer (adoro a esta mujer) o Uma Thurman. Del cine clásico me gustan el western y el bélico. Además las películas de Hitchcock, los hermanos Coen, Tarantino o Clint Eastwood. Una película: Sospechosos habituales. Un libro: La conjura de los necios. Una serie de tv: Los Simpson.

Pero volvamos al basket, que es lo que nos une y nos trae aquí a diario. Siempre me junté con locos del balón grande color naranja, como yo. Tampoco podía ser de otra manera. En aquellos tiempos te miraban como a un bicho raro, así que te juntabas con los de tu especie. Menos mal que ahora es diferente. Ahora veo más bichos raros en los campos de fútbol. En fin, ¡cómo cambian los tiempos!

Tengo amigos que han jugado en el mítico Aguilas, ese equipo que estuvo cerca de quince años en la élite del baloncesto nacional, codeándose con los grandes, hasta 1978. El caso es que además de practicarlo, también nos gusta verlo. Fuimos socios del Cajabilbao, ¡qué tiempos! Qué grandes Joe Kopicki, Darrell Lockhart, Josean Betolaza, incluso López Iturriaga que volvió a casa, más que por Navidad, por jubilarse.

En 1991 descendió de ACB en una eliminatoria agónica con el Oximesa Granada y en 1994, después de conseguir el ansiado ascenso y la vuelta a la ACB, desapareció por falta de apoyo económico. Aquí el Athletic es ley y los demás deportes malviven como pueden a su sombra, y en aquel momento al baloncesto le tocó vivir tiempos de penuria.

A partir de ahí llegaron años de sequía y esporádicas visitas a la cancha del equipo vecino para ver basket de primer nivel. Hasta que en el año 2000 llegó un nuevo proyecto. Nacía el Bilbao Basket de la mano de algunos de los gestores que estuvieron en el antiguo Cajabilbao.

El primer año fue de susto, un fracaso que casi nos lleva de vuelta al gran agujero negro del ostracismo y el destierro deportivo. Aquel lamentable regreso no auguraba nada bueno, pero se maniobró a tiempo. Para la siguiente temporada se contrató de nuevo a Txus Vidorreta, el técnico del ascenso deportivo en 1994, que armó un equipo con Javi Salgado como líder y ese mismo año se proclamaron campeones de Copa y Liga en LEB2.

Dos años en LEB y en la segunda temporada, la 2003-2004, se proclamaron Campeones de Liga y se presentaron de nuevo, por derecho propio y esta vez con apoyo institucional, en la ACB. Bizkaia, Bilbao y el Baloncesto estaban, como diría Willie Nelson en los 80, “On the road again”. El sueño se había materializado.

El caso es que tengo dos amigos que hace más de un año decidieron abrir sendos blogs de baloncesto y un día de junio pasado, se me ocurrió juntar unas palabras sobre el Bilbao Basket y se lo envié a uno de ellos que, ni corto ni perezoso, y en un alarde de valor y osadía, decidió colgarlo en su blog. Lo mejor de todo es que cuando el otro se enteró me pidió que también escribiera algo para el suyo.

… No sé cómo ha sucedido pero aquí estoy estrenando nueva faceta en mi vida. Llevo diez meses escribiendo y lo curioso es que me gusta. Me ha enganchado.

Pero no temáis, la próxima vez prometo escribir más sobre baloncesto y menos sobre mí. O no…

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