Así sí. El camino ya está andado. Sergio Scariolo va a conseguir, como mínimo, la medalla de plata. España está en la Final y lo ha conseguido después de jugar unas eliminatorias de Cuartos, contra Francia, y Semifinales, contra Grecia, inmaculadas, recuperando el tono y las sensaciones y, sobre todo, el juego de equipo de anteriores confrontaciones.
Ante Francia hubo un jugador que brilló con luz propia, Pau Gasol, que enseñó a los suyos el camino a seguir. Además se exhibió una defensa de la línea exterior que anuló toda la producción de los bases y aleros franceses. Parker y Batum se quedaron en 13 puntos, la mitad de los que venían aportando. Como sería que el máximo anotador del conjunto galo fue Turiaf, un cinco que no se ha caracterizado precisamente por su aportación anotadora.
Contra Grecia ha sido diferente. Ha sido el triunfo del equipo. España se puso las pilas desde el primer momento con una fuerte defensa sobre las líneas de pase y ayudas constantes. En ataque la maquinaria también funcionaba a pleno rendimiento buscando a Pau Gasol y con Rudy y Navarro acertados desde fuera.
En defensa se conseguía cortar la aportación de Spanoulis pero eran los hombres interiores quienes tomaban el relevo en la aportación anotadora con Bourousis, Fotsis y Printezis muy concentrados. Gracias a esa aportación interior Grecia pudo mantenerse en el marcador llegando al descanso con ventaja de 9 puntos a favor de los hombres de Scariolo, 49-40.
Y ahí se ha acabado la resistencia de los hombres del lituano Jonas Kazlauskas que debuta en el banquillo griego. Porque en la segunda parte sólo fueron capaces de hacer 24 puntos (11 y 13) para acabar con unos pírricos 64, mientras los de Scariolo seguían a lo suyo, con fuerte defensa que provocaba pérdidas en el equipo contrario (20) y rápidas transiciones para acabar el partido con 82.
España lleva dos partidos dando a sus aficionados la imagen a la que nos tiene acostumbrados y llega a la Final en un momento dulce de juego y con el ánimo y la moral por las nubes. Y lo mejor de todo es que ellos mismos se lo creen y eso les hace ser más peligrosos aún, si cabe.
El rival de hoy en la Final será Serbia, que venció a Eslovenia en una eliminatoria muy igualada decidida tras una prórroga. Seguro que los nuestros estarán contentos porque querrán volver a verse las caras con los serbios -a Eslovenia ya le han ganado- para sacarse la espina del primer partido, seguramente el peor que ha jugado España en este Europeo.
En la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar, en varias zonas del mundo, un fenómeno conocido como la fiebre del oro que indujo a muchos a abandonar sus empleos y modos de vida convencionales para lanzarse a la aventura en busca del preciado metal. Se desarrolló en zonas de Australia, Nueva Zelanda, Argentina, Chile, Sudáfrica, Canadá y Estados Unidos, que vio esa movilización masiva de gente en lugares como el sur de los Apalaches, justo entre Georgia y Carolina del Norte, Colorado, Nevada, Oregón y Alaska. Pero quizás la más conocida fue California que llegó a albergar cerca de 300.000 inmigrantes llegados de todo el mundo entre 1848 y 1855. Los primeros buscadores de oro que llegaron a las cercanías de San Francisco fueron conocidos con forty-niners. Este término ha dado su nombre al equipo de futbol americano de la NFL de esa ciudad.
Basándose en este fenómeno el genial actor y director inglés sir Charles Chaplin, maestro y figura emblemática del cine mudo, ganador de tres Oscar de Hollywood, dirigió en 1925 La quimera del oro, una de sus mejores películas, una obra maestra del cine, que incluye escenas inolvidables como la danza de los panecillos con los tenedores, simulando a una bailarina, o la del protagonista cenándose su propia bota. Nos muestra las aventuras del protagonista que llega a Alaska en busca de oro, su lucha por la supervivencia, contra los elementos y contra el propio ser humano, y su triunfo final.
Los nuestros ya han sido afectados por la fiebre del oro y se la han contagiado a toda la afición. Es muy posible que hoy a medianoche la Roja esté celebrando un nuevo triunfo con otra medalla de oro colgada del cuello. Sería el segundo oro que consigue nuestra Selección y el primero como Campeón de Europa.
El título lo ha elegido mi amigo y «compañero de fatigas» Juan Carlos Romo. Gracias maestro.
trece días de julio 